Por JUAN SANGUINO*
7 de octubre de 2015 / 9:04
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"Puedes tener carácter, pero solo si además eres guapa", "Salir con un hombre 15 años mayor es lo habitual" y "En los grupos que molan siempre serás minoría", entre otras.
El director Ridley Scott no encontraba al actor adecuado para interpretar al teniente Ripley en
Alien, cuando la directora de cásting le sugirió a una mujer, la desconocida Sigourney Weaver. Scott quedó tan impresionado con el instinto de supervivencia encarnado por Weaver que la contrató, cambió todos los "él" del guión por "ella" y rodó la película. El resultado es uno de los personajes femeninos más trascendentes de la historia, y una de las primeras mujeres en el cine en no estar definida por su relación con los hombres de su alrededor.
Tenemos que conformarnos con la certeza de que la única razón por la que Ellen Ripley es fuerte e independiente es porque fue concebida como un hombre. Más de 30 años después, Alfonso Cuarón decidió darle el papel del ingeniero Ryan Stone en
Gravity a Sandra Bullock (originalmente el personaje era para Tom Cruise) y, en pleno siglo XXI, tuvo que luchar con un estudio que aceptó el cambio siempre y cuando "Ryan tenga un ex-novio en la torre de control de la NASA".
Detrás de un gran hombre hay una gran actriz secundaria, y detrás de todo personaje femenino valiente hay una lucha con los productores por no rodearla de hombres que construyan su personalidad. Una injusticia a la que los espectadores estamos acostumbrados y lo que es peor, nos dejamos engañar. Esta es la realidad detrás de la supuesta igualdad de género en el cine.
1. LAS PELÍCULAS UNIVERSALES SON "UNIVERSALMENTE MASCULINAS"
El Test de Bechdel es un sencillo criterio para analizar la relevancia de las mujeres en una obra de ficción: para aprobar este test, la película debe tener al menos dos personajes femeninos, con nombre propio y que hablen entre ellas de algo que no sea un hombre. Así es. Una situación que sucede millones de veces en el mundo real es difícil de encontrar en el cine.
Si le preguntamos a cualquier hombre cuáles son las películas que marcaron su infancia, las respuestas probablemente serán
Star Wars, Indiana Jones, El señor de los anillos, Regreso al futuro, Forrest Gump, El rey león o Los Goonies. Si le preguntamos a una mujer, seguramente sean las mismas. Al fin y al cabo, hombres y mujeres crecieron en el mismo planeta. Añadamos a la ecuación
Ghost y La princesa prometida. ¿Qué tienen en común todas esas películas?
Aparte de ser maravillosas, ninguna aprueba el Test de Bechdel. Ninguna tiene ni una sola escena de dos mujeres hablando de algo que no sea un hombre.
2. EL CINE BUENO ES EL CINE DE HOMBRES
Con esta educación cinéfila, el siguiente paso es descubrir y apasionarnos con las grandes obras maestras oficiales del cine:
Casablanca, Ciudadano Kane, El padrino, El crepúsculo de los dioses, Vértigo, Sed de mal, Lawrence de Arabia o Taxi Driver. No, ninguna de ellas se detiene a retratar a dos mujeres interactuando en ningún momento. Las mujeres, las espectadoras y las cineastas, aceptan irremediablemente el dominio masculino como la norma. ¿Pero quién ha elevado a esas películas a la categoría de clásicos del cine? Cientos de críticos, todos hombres. Una inercia difícil de romper. Las espectadoras no dudan en pagar por ver películas de hombres, y las votantes del Óscar convierten en ganadoras películas de hombres.
¿Pero qué pasa si es al revés?
3. EL ESTIGMA DE LAS "PELÍCULAS PARA SEÑORAS"
En un ejercicio de "discriminación positiva" y feminismo de la diferencia, cojamos unos ejemplos de películas que no aprobarían el Test de Bechdel a la inversa: nunca sacan a dos hombres hablando de algo que no sea una mujer.
Thelma y Louise, Las horas, Criadas y señoras, Mamma Mia giran exclusivamente en torno a sus personajes femeninos, y casualmente son recibidas con recelo por parte del público masculino. Es decir, es mucho más habitual escuchar a una mujer decir "me encanta
Pulp Fiction" que a un hombre decir "me vuelve loco
Thelma y Louise".
Este año, una película en la que los hombres están puestos al servicio de los personajes femeninos,
Mad Max: Furia en la carretera, ha conquistado a hombres y mujeres jugando con las reglas del género misógico por excelencia, la acción. Seguramente su impacto cultural y social trascenderá varios años, convirtiéndose en un arquetipo del cine "sobre mujeres" que no es sólo "para mujeres".
4. ELLOS ENVEJECEN, SUS MUJERES NO
Cuando parece que Hollywood está progresando a la hora de retratar la creciente igualdad en la sociedad (por pura prudencia, Hollywood siempre va por detrás del mundo real), nos topamos con una historia que nos da un martillazo en la cara.
La actriz Maggie Gyllenhaal denunció que la rechazaron en un cásting por ser "demasiado vieja" (con 37 años) para intepretar a la mujer de un actor de 55.
Un reciente reportaje de
Vulture ponía de manifiesto que
tres de las mayores estrellas del momento, Emma Stone, Jennifer Lawrence y Scarlett Johansson, han sido emparejadas en la mitad de sus películas con actores 15 años mayores que ellas. Esta diferencia de edad se da en un 1.6% de las parejas del mundo real. ¿Por qué el público va a ver historias de amor que no le representan en absoluto?
No hace falta decir que si la mujer es mayor que el hombre, esa será la trama principal de la película (
Cuando menos te lo esperas, Secretos compartidos). Asumimos sin problema a hombres maduros saliendo con jovencitas como algo circunstancial, pero si ella es la madura (como Kate Winslet en
El lector), tendrá que enseñarle al chaval cómo funciona el mundo y de paso desvirgarle.
5. LOS HOMBRES PUEDEN SER "FEOS CON CARÁCTER", LAS MUJERES DEBEN SER "GUAPAS CON CARÁCTER"
La actriz Gina Rodríguez (de la serie Jane the Virgin) recuerda que en un casting le pidieron que "se pusiese mona y volviese", algo que ella no entendió porque su personaje era una chica corriente.
"En la película saldrías natural, pero queremos asegurarnos de que eres sexy para las portadas de las revistas", le respondieron sin pestañear. Gina volvió pintada como una puerta, renunció a sus principios y ni siquiera consiguió el papel. Ningún director de casting le pediría a Nicolas Cage que se pusiese mono. Esas son las reglas de una industria en la que el 83% de sus profesionales son hombres, lo cual supone que hasta las películas protagonizadas por mujeres están escritas y dirigidas por hombres.
6. DESDE PEQUEÑOS, NOS ACOSTUMBRAN A VER LAS MUJERES COMO UNA MINORÍA
Todos nosotros crecimos con series en las que había un personaje femenino, comúnmente etiquetado como "la chica".
No existe ninguna película o serie en la que un personaje masculino sea "el chico". A pesar de que el 51% de la población está formada por mujeres, la ficción perpetúa esa imagen de minoría: desde
Los pitufos hasta
La aldea del arce, Los caballeros del zodiaco o Los fruitis. Esa única mujer habitualmente ingenua, que sirve para ser secuestrada y/o rabiar cuando no consigue lo que quiere.
En
La familia crece los chicos viajaban y tenían inquietudes profesionales y artísticas, mientras que las chicas se dedicaban exclusivamente a buscar novio. En
Bola de dragón Bulma era la sexy tontorrona y Chi-Chi era la histérica castradora. Un entorno que nos empuja desde la infancia a absorber valores misóginos que reducen a la mujer a instrumento para desarrollar las tramas centrales. Las tramas de los hombres.
7. LA FARSA DE LAS "MUJERES FUERTES"
El "síndrome Trinity" es una interesante teoría que se está popularizando en internet y que anima a los espectadores a no dejarse engañar por los trucos de Hollywood. Trinity (
Matrix) es el paradigma del personaje femenino fuerte: tiene mala leche, viste de negro, responde con monosílabos y sabe mucho más que el protagonista masculino. Esta actitud dura una hora, tras la cual Trinity se enamora de Neo, se convierte en una luchadora torpe y no deja de meter la pata y obligar a Neo a rescatarla una y otra vez durante las dos secuelas. Trinity es una falsa mujer fuerte. Trinity es un recurso. Y no toma ninguna decisión real en ninguna de las tres películas.
La historia de la trilogía
Matrix está conducida por Neo, Morfeo, el Agente Smith y el Arquitecto. Mientras, Trinity se queja de que
"estoy tan nerviosa que he tardado 10 minutos en atarme las botas". Presionados por las reivindicaciones de la sociedad, Hollywood acepta prestar más atención a los personajes femeninos, pero lo hace rápido y mal.
Ellas siguen sin afectar realmente a la trama, no se valen por sí mismas y si participan en el clímax (Freida Pinto en
El amanecer del planeta de los simios salta de un puente y literalmente no vuelve a salir en toda la película)
es para ser secuestradas o derrotar al esbirro débil del villano.
8. EL CINE PROTAGONIZADO POR MUJERES SE CONSIDERA UN GÉNERO
En 2007, tras el fracaso de
Invasión (con Nicole Kidman) y
La extraña que hay en ti (con Jodie Foster)
el jefe de producción de Warner aseguró que no iban a hacer más películas protagonizadas por mujeres. Unas declaraciones monstruosas a varios niveles. El simple hecho de que ese señor crea que puede decir algo así y seguir a lo suyo expone la misoginia inherente a nuestra cultura. Que además tenga un puesto importante en una industria tan poderosa como el cine es injusto. Como si las actrices tuvieran que disculparse y estar agradecidas por que les dejen protagonizar películas.
Pero simplificando, la conclusión a la que llegó este señor (que se llama Jeff Robinov, por si algún día se lo encuentran por ahí) es surrealista.
Cientos de películas fracasan cada año, y nunca nadie dice "vamos a dejar de producir películas protagonizadas por hombres blancos", o "se acabaron las películas de explosiones". Que exista gente en Hollywood que crea que las películas con mujeres son "una tendencia" y no algo lógico e inevitable da lugar a que
Lucy (con Scarlett Johansson) fuese recibida condescendientemente por los estudios como "un ejemplo de que las mujeres pueden ser heroínas de acción y dar dinero". Sin darse cuenta de que Lucy era, simplemente, la primera película de acción protagonizada por una mujer en 4 años.
9. HAY MUCHAS MÁS MUJERES VALIENTES EN EL MUNDO REAL QUE EN EL CINE
Parafraseando a Viola Davis en su reciente discurso al recibir el primer Emmy para una actriz negra protagonista,
no se puede demostrar el éxito en taquilla del cine sobre mujeres si no existe el cine sobre mujeres. Algo tan cotidiano como una mujer tomando decisiones sigue siendo una excepción en el cine, ese arte y entretenimiento que tiene el poder de influir a millones de espectadores y por tanto la responsabilidad de educar a los adultos del futuro.
Es dañino que las niñas puedan aprender valores de personajes masculinos pero los niños no tengan como referencia heroínas. Hay que fomentar las excepciones.
Los juegos del hambre, Al filo del mañana, Frozen o Perdida presentan mujeres verosímiles, complejas y contradictorias. No son comparsas. Este año,
Sufragistas, Joy y
Carol sugieren sofisticados personajes femeninos en las salas de cine. Pero no debemos confiarnos.
Mientras sigamos encontrándonos con propuestas como
Pan, en la que la niña india Tigrilla está intepretada por una sexy mujer blanca llamada Rooney Mara, habrá que seguir señalando con el dedo esos directores, guionistas y productores que ni se molestan en disimular que sólo incluyen mujeres en sus películas porque tiene que haber una.
Todos aquellos cineastas que únicamente quieren retratar un mundo de hombres, olvidando de dónde han salido todos esos hombres.
*Redactado por un hombre :)