sábado, 24 de diciembre de 2011

El fenómeno Peña Nieto



Me había resistido estoicamente a venir a comentar en este espacio cualquier asunto relacionado con el pre-candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, quien en la pasada emisión de la Feria del Libro de Guadalajara, cometiera el gravísimo error de intentar salir del paso a una pregunta obvia en un contexto como aquél.

La anécdota es por todos bien conocida: cuando se le preguntó cuáles eran los tres libros que más lo habían influido en su vida, el ex gobernador del Estado de México, hizo gala de ignorancia y de mala asesoría política, ya que no pudo mencionar los nombres de por lo menos tres libros, pretextando que "no se fijaba en los nombres cuando leía".

El ataque que se le hizo por medio de las redes sociales fue atroz: miles de tweets, posts y montajes fueron circulados por internet, burlándose de la falta de hábito lector de quien aspira seriamente a la presidencia del país en las siguientes elecciones.

Por supuesto que sus detractores también se dejaron escuchar, lo mismo que intelectuales y periodistas, quienes no desaprovecharon la oportunidad de cuestionar la inteligencia de quien es considerado por la opinión pública como "el más guapo del medio político en la actualidad". Actualmente casado con quien fuera estrella de telenovelas de la empresa Televisa, Angélica Rivera, apodada "La Gaviota" debido al último personaje que interpretara; forma una de las parejas famosas más atractivas físicamente, siendo luego del divorcio de Lucero y Manuel Mijares, el modelo de familia feliz más promovido hacia la opinión pública.

Angélica Rivera había procreado ya tres hijas con el productor Alberto Castro, y según la Wikipedia, "su matrimonio fue declarado inexistente por la Iglesia Católica" para casarse con Peña Nieto, quien a su vez, enviudó de Mónica Pretelini, con quien también tuvo tres hijos.

Una de ellas, Paulina, tuvo la puntada de retwittear un mensaje que su novio posteara y que pretendía insultar al proletariado (es decir, a la clase trabajadora) llamándolos "la prole", y a partir de ello, las carcajadas se duplicaron, al igual que la indignación. Por ahí circuló una carta que el escritor Héctor Zagal le envió públicamente a Paulina Peña Petrelini, en donde a través de un somero pero contundente análisis de la postura ideológica de la joven, llegaba a dos conclusiones muy claras presentes en nuestro país y manifiestas en una simple travesura twittera: el clasismo y la discriminación.

Los dimes y diretes han sido de flojera, ya que es obvio que los altos círculos del poder tienen muchos cibernautas entrenados para descalificar cualquier tipo de crítica que se haga a las decisiones y declaraciones de quien es conveniente proteger, así que no es novedad el hecho de que esta carta haya tenido también opiniones en contra, ni que tan pronto como se dieron a conocer algunos supuestos tweets de la cuenta privada de Angélica Rivera, los enlaces que los mostraban se hubieran roto. Así, salió a relucir la presunta opinión de La Gaviota, quien entre otras cosas, supuestamente llamaba peyorativamente "indios" a los pobladores de Atenco, y diciendo que todo lo vivido en aquél negro episodio "se lo merecían por revoltosos".

Tiempo después la actual esposa de Peña Nieto dijo no tener cuenta en twitter, pero el daño ya estaba hecho: se procuró por todos los medios desprestigiar al candidato, y para ello no hizo falta esforzarse demasiado. Tanto el tweet del yerno como el retweet de la hija, y los supuestos tweets de la esposa, contribuyeron a destapar el obscuro pasado del priísta: desde la misteriosa muerte de su primera mujer, cuya versión oficial dice que fue por problemas cardiacos, pero que muchos sospechan de suicidio a causa de las infidelidades de Enrique Peña; hasta los terribles actos de homofobia contra un profesor del Estado de México, que acusa directamente al entonces gobernador de haber ejercido el terror sobre su persona al punto tal, que hoy es refugiado político en Estados Unidos. De nada sirvieron las disculpas.

Así también volvió a hablarse de los hechos en San Salvador Atenco, en donde la fuerza pública del Estado de México ejerció una violencia incontrolable sobre los pobladores, allanando casas y violando mujeres, entre otros crímenes que aún no se han esclarecido del todo; sin olvidar que ese estado de la República cuenta con el poco honroso primer lugar en feminicidios desde el mandato de Peña Nieto.

Entre otras cosas, la sociedad más letrada se encargó de desenmascarar al guapo, mostrando la cara fea de quien aspira a convertirse en el primer mandatario de este país, pues sin importar afiliaciones partidistas, está claro que quien se vale de su cuidadísima imagen física pero no se preocupa así de su imagen pública en todo sentido, no tiene la más mínima vocación para gobernar como el país lo necesita: sin distinciones de clases, y sin que la educación y la cultura queden en último plano.

Es engañoso pensar que alguien cuya esposa e hijos son hermosos y sonrientes, desee lo mismo para sus gobernados, y mucho menos que trabaje para que eso sea posible. Como acertadamente lo apunta Denisse Dresser citando a Ignacio Rodríguez Reina en su libro "Los Suspirantes": "Para gobernar, él sigue el guión. Es un político rígido, poco hábil para improvisar, debatir, hacer lo que no tiene anotado enfrente." No encuentro palabras más adecuadas para describir al también llamado "El Luis Miguel de la política". Les recomiendo esta radiografía, al igual que las páginas de facebook dedicadas al ingenio con que el mexicano resuelve casos tan vergonzosos como éste, en donde un golpe de suerte hace que la gran mayoría se cuestione y se dé cuenta del tipo de personas que nos dirigen.




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