domingo, 24 de abril de 2016

Primavera Violeta 2016

Lamentablemente tengo mucho que compartir este día. He sido una mujer constantemente acosada en todos lados. Mis jefes hombres, que han sido pocos, me han coqueteado, TODOS, hasta los más respetables. Algunos maestros también, unos más sutilmente, otros más abusivos. Mis jefas, casi todas, han entrado en competencia conmigo así, de la nada, de la envidia que pareciera ser natural entre mujeres, cuando no lo es. La envidia entre mujeres es cultural, y es descarnada.

Como heterosexual, me ha costado encontrar una pareja a mi altura: un hombre que guste de mi físico, pero que valore mi compañía, respete, apoye y comparta mis logros, espere lo mismo de mí hacia él, y tengamos logros comunes, como equipo. Todos se han quedado en lo primero.

 Tengo pocas amigas mujeres, valiosísimas, pues sólo se han quedado a mi lado aquéllas que no compiten: colaboran; no envidian: comparten, no celan a sus maridos: están seguras de ellos y de sí mismas.

En la calle, ni se diga: restregones de pene en las nalgas, o en el brazo si vengo sentada, fotos al escote, palabras groseras irrepetibles, o ‘bien educadas’ como “¡Qué bonitas piernas!”, lo cual en vez de provocarte un “Gracias”, te saca de onda porque traes traje sastre y la falda te llega abajo de la rodilla. Por su parte, las mujeres marcando territorio, casi orinando al hombre para que sepa que ‘es suyo’, o barriéndote con mirada burlona para que ‘no te creas mucho’.

La calle es una selva terrible, a tal grado que intenté opacarme, dejar de llamar la atención, engordar, ser casi invisible, fodonga, tapada para no 'provocar' la molestia de otros y otras. Si eres una mujer llamativa, aunque esa no sea tu intención, 'provocas'. Los hombres creen que estás en el mundo para complacerlos, las mujeres creen que estás en el mundo para “robarles a sus hombres”, y para ambos no pasas de ser una puta por verte simplemente... “femenina”.

¿Funcionó salir en pants y asumir rol de madrecita respetable? No del todo. Disminuye, pero no acaba. Es verdad, no todos los hombres voltean a verte con lujuria, ni todas las mujeres te ven con celos, pero no faltan. Lo que sí cambia, es que una se acostumbra a salir con miedo, protegida con el manto de invisibilidad que supuestamente da el no arreglarte mucho, y de todos modos, cuando han de chingar, te chingan.

 Admiro a esas mujeres que se visten como quieren, en un contexto como este, es muy arriesgado y sin embargo, lo logran: no están pendientes de las miradas lascivas, ya saben que las irán levantando por donde pasan y seguramente saben cómo defenderse. Me preocupan las que no, las que salen inocentemente sin ser conscientes de la suciedad de otros, y se sorprenden, y se espantan, y se tapan, y se culpan, y se avergüenzan...

Yo, aunque no lo crean, fui educada con mucho recato, algo que no es muy fácil cuando tienes unas medidas como las mías, que por mucho que quieras tapar, sobresalen. No fue hasta que comencé a hacer cabaret, e incluso burlesque, cuando fui consciente del cuerpo que tenía, antes sólo sabía que no me gustaba ser considerada sexy, hoy poco a poco asumo que sólo quiero serlo cuando yo lo quiera y con quien yo quiera. Porque soy sexy y me gusta serlo, pero no todo el tiempo y no con todo el mundo. Porque ser sexy equivale a ser mala o sucia en esta sociedad hipócrita.

También abrazando a mi hija por la calle nos han ofendido al creer que somos pareja, nos han visto y tratado con desprecio y repulsión, porque el amor femenino es indeseable, porque aunque se siga negando, cada vez hay más odio hacia las mujeres desde que nos atrevimos a ser lo que queremos y decir lo que sentimos. Se nos odia desde que nos atrevimos a hablar, a enojarnos en serio y a no estar dispuestas a tolerar más abusos. Se nos odia porque asumimos que no estamos aquí para ser admiradas como un poster en la pared, es decir, por nuestra imagen, sino por lo que somos como personas, buenas o malas, complejas, indescifrables, humanas.

Se nos odia desde que dijimos “ya estuvo”. Se nos odia por enaltecer nuestro poder femenino desde cualquier parte: desde la política del cuerpo, desde el descaro, desde el discurso argumentativo o la demostración de nuestra inteligencia, capacidades y fortaleza. A algunos hombres también les provoca envidia, y eso es real. Se nos llama feminazis, hembristas, se le da a la palabra feminista una connotación negativa e indeseable, casi como si fuera lo mismo que el machismo, cuando nada que ver.

Por eso se nos violenta más por todos lados, en los medios, en la calle, en los trabajos. Se nos ridiculiza y se nos minimiza hasta el punto que ya es muy fácil violarnos y matarnos, alguien siempre pensará que ‘nos lo buscamos’ por putas o por contestonas.

Me ofende, entristece y enfada ver un cuerpo desnudo de una mujer, exhibido todos los días junto al de un cadáver sangrante en por lo menos dos diarios de mi ciudad: el Metro y el Gráfico. Mujeres aparentemente felices, vestidas como prostitutas todos los días en la tele junto a hombres lujuriosos resaltando las características físicas de las mismas junto a su ‘utilidad’ sexual y supuesta bobería. Somos objetos, carne, sólo carne sin alma, y eso parece normal.

Se dice que en la Revolución Mexicana los caballos recibieron mejor trato que las mujeres, incluso siendo éstas una parte importantísima en las batallas, no sólo como cocineras y amantes, sino como estrategas y soldados. Así las cosas no han cambiado mucho, al contrario, han empeorado. Se nos considera inferiores a los animales, cuando éstos de por sí ya se tratan indignamente. Y si no me creen, vayan a Ecatepec, donde una palabra de mujer no vale nada, ni su integridad, ni su cuerpo: son desechables. Así en tantos paraísos del feminicidio, donde se les educa a los niños desde pequeños a asumir estos roles arcaicos.

Ya no más. Desde hace mucho: ¡Basta!

 Edúquense y entiendan que el machismo nos hace daño a todos, a los hombres también les limita y a todos nos hace peores personas, peor sociedad, peor país, peor gente.


domingo, 25 de octubre de 2015

¿Qué niñas, qué música?

En mis tiempos, los programas de talentos infantiles en la televisión mexicana apelaban a la inocencia y la gracia naturales de los niños y las niñas. Sus canciones eran escogidas de acuerdo a su edad, a su mundo, como puede verse en el siguiente ejemplo:
Y aunque pueda o no gustarnos esta niña, la verdad es que el público adulto de los ochentas también poseía esa ingenuidad que aún tenía interés en proteger a la infancia como un tesoro. Televisa todavía tenía escrúpulos en cuanto a los pequeños, los exhibía con prudencia, los cuidaba.

¿Quién no recuerda la campaña ochentera de "Ojo, mucho ojo", o los acertijos mentales llamados "Trabucles" del Canal 5, o los programas educativos como Odisea Burbujas, El Tesoro del Saber, Corre, GC, Corre, El espacio del Tío Gamboín, figura paterna de toda una generacíón, El Espacio de Cositas, y el Canal Cultural de Televisa Canal 9. Televisa le sabía al negocio como siempre le ha sabido, pero también le sabía a los contenidos educativos, y se preocupaba por darles un espacio a los nuevos talentos con sketches y parodias adecuadas a su edad, como en el programa Chiquilladas. También sus telenovelas infantiles retrataban los típicos problemas de la infancia. Mundo de Juguete y Chispita tuvieron protagonistas entrañables. (Esto lo digo mordiéndome la lengua porque desde niña, Lucero nunca me gustó. Véala bajo su propio riesgo:)


El semillero de artistas de la televisora era el Festival Juguemos a Cantar, de donde surgieron sus más representativas estrellas, pero era otro mundo, era más... cultural...?
Una sobreactuada Lolita Cortés, quien después se convertiría en una de las máximas figuras del teatro musical en México, ya desde entonces dejaba ver su talento para la escena...hablando del "Hombre de la Mancha."
Ya en una onda más adolescente, Lucero conduciendo y con 14 años Thalía toda destrampada desde el principio, pero sin que la cámara o el maquillaje quisieran destacar sus caracteres sexuales como se hace ahora. Sí, los montajes eran chafas, el playback muy obvio, pero no se veían tan claras las intenciones de agradar a los pederastas, e incluso cosas peores...

Con el pretexto de descubrir actores, actrices, bailarinas, bailarines y cantantes, básicamente para seguir llenando sus canales de telenovelas y contenidos chafas, el show Pequeños Gigantes fue uno de los primeros programas en formar monstruitos como este:
Ha sido tan perversa la involución que en pos de "la modernidad" han tenido los contenidos para niños y niñas, que ya son mostrados como fenómenos de circo, payasos enanos para divertir a un público que de adulto, sólo tiene los años. Son menores que se criaron con la tele, aprendieron formas establecidas y las reproducen.

Y lo peor de todo: las canciones que les ponen a cantar, de contenido erótico-amoroso... o sea, sí, está bien de pronto que los infantes se aprendan las canciones que oyen sus padres y madres, pero no concibo que una niña cante, y además INTENTE INTERPRETAR contenidos de señora vivida, casada y hasta dejada en muchas ocasiones...oigan nomás:
Como si no hubiera canciones de obras musicales para lucir esa voz que hablaran de otras cosas, y que al ser escogidos los contenidos por la producción, podrían ser más cuidadosos, pero les vale. Vende, y eso es lo que importa.

Y ahora, para colmo, ahora nos traen a la reencarnación de Jenny Rivera a cantar (con voz HORRENDA) una "chistocísima" canción llena de insultos "mujeriles" legitimados por haber salido ésta de un reality show también con el sueño de ser guapa y famosa (ah, porque no puede faltar el maquillajito y la producción de la nena). No queda nada de aquélla naturalidad de Thalía o la inocencia de Lolita Cortés.

No queda ni la sombra de un contenido educativo adecuado a la edad de los menores, aunque vaya que educativo, peligrosamente educativo, sigue siendo.

Las actuales "niñas artistas" están pareciendo resultado de una cruza fallida de la Lolita de Nabokov y los genes de Paquita la del Barrio. No voy a decir nada más, creo que ya les he traído mucha náusea por este día. Más bien me harían un gran favor, si me ayudaran con sus comentarios...




El posmachismo (I)

SOBRE EL AUTOR (Fuente original)
Miguel Lorente Acosta . 
Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico. He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.


El posmachismo es una de las últimas trampas que la cultura patriarcal ha puesto en práctica. Su objetivo es claro, busca jugar con la normalidad como argumento y hacerlo, paradójicamente, en nombre de la igualdad. Para los posmachistas todo lo que sea corregir la desigualdad, que lógicamente se dirige a atender a las mujeres que sufren sus consecuencias, es presentado como un ejemplo manifiesto de desigualdad por no contemplar dentro de esas medidas a los hombres. Incluso llegan a presentarlas como un ataque contra ellos, puesto que muchas de estas iniciativas buscan modificar privilegios que la cultura les ha concedido, es decir, los privilegios que los hombres se han dado a sí mismos.

El posmachismo lo tiene fácil porque juega en campo propio. Pretende que continúen las mismas referencias tradicionales, no otras, y para ello su estrategia es generar cierta confusión y desorientación, porque esa desorientación se traduce en duda, la duda en una distancia que lleva a que la gente no se posicione respecto al tema en cuestión, esta distancia se convierte en pasividad, y la pasividad en que todo continúe como estaba, es decir, bajo las referencias de la desigualdad.

Por eso el posmachismo no plantea alternativas y sólo critica aquello que viene a cuestionar las referencias y valores tradicionales. Es fácil, si se critica aquello que cuestiona a la desigualdad, y de ese modo se genera una duda, el resultado es que permanece la desigualdad. Por ejemplo, si se habla de violencia de género el posmachismo plantea como argumento que hay muchas “denuncias falsas” que las mujeres utilizan para sacar beneficios en contra de los hombres, y al separarse “quedarse con la custodia de los niños, la casa y la paga”. Como se puede ver, no niega la existencia de violencia de género, pero generan la duda sobre su realidad al cuestionar su dimensión y al decir que todo ello es producto del interés del feminismo y determinadas organizaciones de mujeres que se ven beneficiadas al imponer su visión particular de la realidad. Y para ello se aprovecha de la ventaja que da jugar con el mito tradicional de la “mujer mala y perversa” que la cultura ha puesto al alcance de cualquiera cuando lo necesite.

“Nosotros no somos así”, dicen los posmachistas ante los argumentos más directos y frontales del machismo clásico, pero persiguen lo mismo y lo consiguen con más eficacia al cambiar el mensaje en la forma y en el contenido. 

Los elementos que predominan en la estrategia posmachista son la neutralidad, el cientificismo, el interés común, el argumento del beneficio económico para quien defiende la igualdad, la idea de imposición y adoctrinamiento como parte de una ideología excluyente, y el ataque personal y descrédito de quienes se posicionan en contra del posmachismo.

La teórica NEUTRALIDAD en sus planteamientos pretende marcar distancias con las iniciativas que se proponen desde los movimientos a favor de la igualdad y el feminismo. El posmachismo dice que ellos no quieren beneficiar a hombres ni a mujeres, que ellos buscan lo mejor para todos, y de este modo hacen una crítica directa a las medidas de igualdad dirigidas a las mujeres, como si éstas fueran parte de un privilegio por ser mujeres, cuando en realidad son actuaciones dirigidas a abordar las consecuencias sufridas por la desigualdad, bien sean en forma de violencia, discriminación, o cualquier otro tipo. Es como si un programa de salud basado en la vacunación de las personas en riesgo ante una enfermedad infecto-contagiosa fuese criticado por no vacunar a toda la población. No tiene sentido y resulta ridículo, pero estos mismos planteamientos cuando se hacen en temas de igualdad suelen tener mucha receptividad al jugar con los valores y los prejuicios existentes.

El CIENTIFICISMO también busca romper con la posición del feminismo y de la igualdad. El recurren al dato, y para ello manipulan estudios y resultados de manera que sean sintónicos con los que plantean desde su posición ideológica. Por ejemplo, los estudios del Consejo General del Poder Judicial indican que aproximadamente el 30% de las sentencias por violencia de género no son condenatorias, y el posmachismo concluye sobre este dato que el 30% de las denuncias son falsas al no traducirse en condenas. Con ello generan la confusión en la sociedad e indican que las denuncias falsas están presentes en un porcentaje elevado del total, cuando en realidad una sentencia no condenatoria no indica que la denuncia haya sido falsa, simplemente que los elementos de prueba existentes no son suficientes para romper la presunción de inocencia que ampara al acusado. Pero da igual, lo importante es generar confusión y hacer que se dude de la realidad de la violencia de género. 
posmachismo parte de la base que la igualdad es un planteamiento ideológico, no una realidad, puesto que para ellos la realidad está en la desigualdad y en la distribución desigual de funciones entre hombres y mujeres. Para reforzar sus propuestas y marcar distancia de un teórico planteamiento ideológico,

El INTERÉS COMÚN parte del juego anterior y pretende reforzar la idea de que el posmachismo es quien en verdad defiende la igualdad buscando lo mejor para toda la sociedad, para hombres mujeres, niños y niñas, no como las medidas de igualdad que "sólo se centran en las mujeres y que, incluso, se dirigen contra los hombres".

 Pero además, por si todo esto fuera poco, al margen del cuestionamiento implícito a sus propuestas, el planteamiento posmachista incluye dos elementos críticos directos hacia la igualdad que cuentan con mucha receptividad en el momento actual. 

Uno de ellos es la referencia al BENEFICIO ECONÓMICO DE QUIEN DEFIENDE LA
IGUALDAD. Todo se presenta como una forma de “ganar dinero”, de “beneficiar a las organizaciones afines o a gente cercana”, o de poner en marcha servicios que no sirven para nada salvo para “colocar a los amigos y a las amigas”. Y por supuesto, todo ello en detrimento de otros recursos, programas, ayudas… que sí son necesarias. El argumento económico siempre es eficaz, pero en tiempos de crisis económica ha encontrado una receptividad añadida que al unirse a los otros argumentos facilitan la pasividad, cuando no el rechazo directo de las iniciativas a favor de la igualdad.

 El otro argumento “de moda” es hablar de “ADOCTRINAMIENTO”. Para esas posiciones hablar de igualdad sólo es un instrumento “atractivo” para conseguir imponer una ideología y unos valores al resto de la sociedad, por eso hablan de “ideología de género” y han tomado la palabra “género” como sinónimo de todo lo malo, dogmático y radical, para plantear la amenaza en estos términos y hablar de adoctrinamiento. Esta posición refleja de forma muy gráfica cuál la imagen de la realidad.

La extensión de su planteamiento se ve como transmisión de los valores aceptados, lo cual se entiende como “educación”, mientras que transmitir la igualdad como valor y corregir las consecuencias de la desigualdad se ve como “adoctrinamiento”. De este modo se llega a la paradoja de que hablar de los valores y de las referencias que luego dan lugar a la violencia de género, a la discriminación, al aislamiento y alejamiento de las mujeres de la vida pública… es educar, mientras que lo contrario y permitir una sociedad más justa y pacífica es adoctrinamiento. http://blogs.elpais.com/autopsia/2012/12/adoctrinamiento.html 

 El otro elemento característico es el DESCRÉDITO Y ATAQUE DE LAS PERSONAS QUE SE POSICIONAN A FAVOR DE LA IGUALDAD. La idea es sencilla, si se desacredita a esa persona lo que diga o proponga no tendrá valor, por eso nunca faltan los insultos personales, la invención de historias profesionales y vitales paralelas o las referencias a la actuación por interés económico, con lo cual cierran el círculo y potencian el descrédito. Es algo de lo que ya he hablado en este mismo blog, ¿recuerdan el post “Mis adorables machistas” http://blogs.elpais.com/autopsia/2013/02/mis-adorables-machistas.html? 

 Puede parecer extraño o exagerado, pero ocurre a diario. No paran, se sienten victoriosos en un momento en el que los recursos que permitían ir contra la corriente del tiempo y la historia han desaparecido, y en el que la ideología conservadora sopla con intensidad tormentosa.

Dense una vuelta por los comentarios de este blog o por mi cuenta de Twitter (@Miguel__Lorente) y lo verán en persona y en personas.

domingo, 18 de octubre de 2015

Feminizar al hombre no es el camino

Fuente original El autor es psicólogo y psicoterapeuta @MiguelEspeche


(Una) foto muestra a un hombre que se pinta los labios. Forma parte de la información sobre una campaña contra la violencia de género, en la que se propone a los varones pintarse los labios un determinado día porque, según dicen, "cuando uno se los pinta, deja caer su hombría, mal llevada adelante". Según esta hipótesis, el gesto permitiría la toma de conciencia del varón y evitaría así que ejerza la violencia sobre las mujeres.

Una lectura posible sobre la cuestión es que los varones son tan malos que, para dejar de ser malvados, deben feminizarse. De hecho, muchas veces en el discurso en contra de la violencia de los hombres contra las mujeres se cuela esta idea, que viaja sin pagar boleto sobre las mejores intenciones, que propone la dilución de lo masculino como herramienta contra toda violencia de género.

El tema es que los hombres no son malos por ser hombres. Y la violencia (que sí es mala) tiene que ver, en el caso de la violencia en las parejas, con una idea de la vida (a la que suscriben varones y mujeres de distinta manera) que se llama machismo.

Un hombre, para no ser violento, no debe diluir su identidad de varón, sino que debe honrar su hombría profundizándola. De hecho, el machismo es el fracaso de la hombría y, sobre todo, el fracaso de la noción de vínculo y de la vivencia del amor.

Mientras que el amor ilumina, conmueve, convoca y tercia en la relación de a dos, gravitando desde la atracción, el machismo anexa, somete, domina y golpea cuando no logra que alguien sea una mera extensión de aquel que se considera más fuerte y, por ello, con derecho a cualquier desmán.

Hay un machismo subrepticio en la idea de que hay que feminizar al varón para evitar la violencia de
género, ya que es de por sí violenta la idea que se deja traslucir en esta propuesta. Una idea que dice que ser varón es ser dominante, golpeador, violento y malvado, y que si se castra al hombre al menos un rato nacerá a la realidad de la virtud posible, pero a costa de que ya no haya dos para amarse desde lo distinto y complementario. Así las cosas, solamente es posible el respeto, la concordia y el amor con la propia imagen en el espejo, no con el diferente. Como se ve, la cosa es complicada cuando uno se adentra en los mensajes que subyacen en algunas iniciativas, que son parte de cierta confusión reinante respecto de las cuestiones llamadas "de género".

 Describir algo o a alguien a partir de sus defectos es, por lo menos, injusto. Definir a los hombres y a las mujeres por su versión distorsionada y perversa genera un estado de batalla en lugar de generar alianza, confianza, afecto y vivencia de compañerismo entre varones y mujeres.

 No siempre luchar contra el mal es generar el bien. No hay manera de "luchar" contra la violencia si no se promueve la paz ante todo. Y en lo que hace a relaciones entre hombres y mujeres, abolir la diferencia es violento, castrador, absolutista, pero en versión cool y políticamente correcta.

Hombres y mujeres pueden ser buena gente o no, por causas que no necesariamente tienen que ver con el género. Es la idea de dominación, de manipulación, además de la noción de que el más fuerte gana y somete al más débil, la que debe ser cortada de raíz. Esa idea habita en la zona más lamentable de nuestra cultura y se cura con la promoción de valores de concordia, de dignidad, de ley y de buen amor, usando innumerables ejemplos de vínculos en los que las diferencias no son motivos de violencia, sino de todo lo contrario.

Insistimos: no hace falta ser "iguales" para no ser violentos. El secreto está en aquello que intermedia entre los diferentes: si el amor? o el espanto.

Nueve verdades machistas de Hollywood

Por JUAN SANGUINO*
7 de octubre de 2015 / 9:04 Fuente original

"Puedes tener carácter, pero solo si además eres guapa", "Salir con un hombre 15 años mayor es lo habitual" y "En los grupos que molan siempre serás minoría", entre otras.


El director Ridley Scott no encontraba al actor adecuado para interpretar al teniente Ripley en Alien, cuando la directora de cásting le sugirió a una mujer, la desconocida Sigourney Weaver. Scott quedó tan impresionado con el instinto de supervivencia encarnado por Weaver que la contrató, cambió todos los "él" del guión por "ella" y rodó la película. El resultado es uno de los personajes femeninos más trascendentes de la historia, y una de las primeras mujeres en el cine en no estar definida por su relación con los hombres de su alrededor.

Tenemos que conformarnos con la certeza de que la única razón por la que Ellen Ripley es fuerte e independiente es porque fue concebida como un hombre. Más de 30 años después, Alfonso Cuarón decidió darle el papel del ingeniero Ryan Stone en Gravity a Sandra Bullock (originalmente el personaje era para Tom Cruise) y, en pleno siglo XXI, tuvo que luchar con un estudio que aceptó el cambio siempre y cuando "Ryan tenga un ex-novio en la torre de control de la NASA".

Detrás de un gran hombre hay una gran actriz secundaria, y detrás de todo personaje femenino valiente hay una lucha con los productores por no rodearla de hombres que construyan su personalidad. Una injusticia a la que los espectadores estamos acostumbrados y lo que es peor, nos dejamos engañar. Esta es la realidad detrás de la supuesta igualdad de género en el cine.

1. LAS PELÍCULAS UNIVERSALES SON "UNIVERSALMENTE MASCULINAS" 

El Test de Bechdel es un sencillo criterio para analizar la relevancia de las mujeres en una obra de ficción: para aprobar este test, la película debe tener al menos dos personajes femeninos, con nombre propio y que hablen entre ellas de algo que no sea un hombre. Así es. Una situación que sucede millones de veces en el mundo real es difícil de encontrar en el cine.

Si le preguntamos a cualquier hombre cuáles son las películas que marcaron su infancia, las respuestas probablemente serán Star Wars, Indiana Jones, El señor de los anillos, Regreso al futuro, Forrest Gump, El rey león o Los Goonies. Si le preguntamos a una mujer, seguramente sean las mismas. Al fin y al cabo, hombres y mujeres crecieron en el mismo planeta. Añadamos a la ecuación Ghost y La princesa prometida. ¿Qué tienen en común todas esas películas? Aparte de ser maravillosas, ninguna aprueba el Test de Bechdel. Ninguna tiene ni una sola escena de dos mujeres hablando de algo que no sea un hombre.

 2. EL CINE BUENO ES EL CINE DE HOMBRES
 Con esta educación cinéfila, el siguiente paso es descubrir y apasionarnos con las grandes obras maestras oficiales del cine: Casablanca, Ciudadano Kane, El padrino, El crepúsculo de los dioses, Vértigo, Sed de mal, Lawrence de Arabia o Taxi Driver. No, ninguna de ellas se detiene a retratar a dos mujeres interactuando en ningún momento. Las mujeres, las espectadoras y las cineastas, aceptan irremediablemente el dominio masculino como la norma. ¿Pero quién ha elevado a esas películas a la categoría de clásicos del cine? Cientos de críticos, todos hombres. Una inercia difícil de romper. Las espectadoras no dudan en pagar por ver películas de hombres, y las votantes del Óscar convierten en ganadoras películas de hombres. ¿Pero qué pasa si es al revés?


3. EL ESTIGMA DE LAS "PELÍCULAS PARA SEÑORAS" 

En un ejercicio de "discriminación positiva" y feminismo de la diferencia, cojamos unos ejemplos de películas que no aprobarían el Test de Bechdel a la inversa: nunca sacan a dos hombres hablando de algo que no sea una mujer. Thelma y Louise, Las horas, Criadas y señoras, Mamma Mia giran exclusivamente en torno a sus personajes femeninos, y casualmente son recibidas con recelo por parte del público masculino. Es decir, es mucho más habitual escuchar a una mujer decir "me encanta Pulp Fiction" que a un hombre decir "me vuelve loco Thelma y Louise".

Este año, una película en la que los hombres están puestos al servicio de los personajes femeninos, Mad Max: Furia en la carretera, ha conquistado a hombres y mujeres jugando con las reglas del género misógico por excelencia, la acción. Seguramente su impacto cultural y social trascenderá varios años, convirtiéndose en un arquetipo del cine "sobre mujeres" que no es sólo "para mujeres".


4. ELLOS ENVEJECEN, SUS MUJERES NO 
Cuando parece que Hollywood está progresando a la hora de retratar la creciente igualdad en la sociedad (por pura prudencia, Hollywood siempre va por detrás del mundo real), nos topamos con una historia que nos da un martillazo en la cara. La actriz Maggie Gyllenhaal denunció que la rechazaron en un cásting por ser "demasiado vieja" (con 37 años) para intepretar a la mujer de un actor de 55.

Un reciente reportaje de Vulture ponía de manifiesto que tres de las mayores estrellas del momento, Emma Stone, Jennifer Lawrence y Scarlett Johansson, han sido emparejadas en la mitad de sus películas con actores 15 años mayores que ellas. Esta diferencia de edad se da en un 1.6% de las parejas del mundo real. ¿Por qué el público va a ver historias de amor que no le representan en absoluto?

No hace falta decir que si la mujer es mayor que el hombre, esa será la trama principal de la película (Cuando menos te lo esperas, Secretos compartidos). Asumimos sin problema a hombres maduros saliendo con jovencitas como algo circunstancial, pero si ella es la madura (como Kate Winslet en El lector), tendrá que enseñarle al chaval cómo funciona el mundo y de paso desvirgarle.


5. LOS HOMBRES PUEDEN SER "FEOS CON CARÁCTER", LAS MUJERES DEBEN SER "GUAPAS CON CARÁCTER" 
La actriz Gina Rodríguez (de la serie Jane the Virgin) recuerda que en un casting le pidieron que "se pusiese mona y volviese", algo que ella no entendió porque su personaje era una chica corriente. "En la película saldrías natural, pero queremos asegurarnos de que eres sexy para las portadas de las revistas", le respondieron sin pestañear. Gina volvió pintada como una puerta, renunció a sus principios y ni siquiera consiguió el papel. Ningún director de casting le pediría a Nicolas Cage que se pusiese mono. Esas son las reglas de una industria en la que el 83% de sus profesionales son hombres, lo cual supone que hasta las películas protagonizadas por mujeres están escritas y dirigidas por hombres.

6. DESDE PEQUEÑOS, NOS ACOSTUMBRAN A VER LAS MUJERES COMO UNA MINORÍA
Todos nosotros crecimos con series en las que había un personaje femenino, comúnmente etiquetado como "la chica". No existe ninguna película o serie en la que un personaje masculino sea "el chico". A pesar de que el 51% de la población está formada por mujeres, la ficción perpetúa esa imagen de minoría: desde Los pitufos hasta La aldea del arce, Los caballeros del zodiaco o Los fruitis. Esa única mujer habitualmente ingenua, que sirve para ser secuestrada y/o rabiar cuando no consigue lo que quiere. En La familia crece los chicos viajaban y tenían inquietudes profesionales y artísticas, mientras que las chicas se dedicaban exclusivamente a buscar novio. En Bola de dragón Bulma era la sexy tontorrona y Chi-Chi era la histérica castradora. Un entorno que nos empuja desde la infancia a absorber valores misóginos que reducen a la mujer a instrumento para desarrollar las tramas centrales. Las tramas de los hombres.

7. LA FARSA DE LAS "MUJERES FUERTES" 
El "síndrome Trinity" es una interesante teoría que se está popularizando en internet y que anima a los espectadores a no dejarse engañar por los trucos de Hollywood. Trinity (Matrix) es el paradigma del personaje femenino fuerte: tiene mala leche, viste de negro, responde con monosílabos y sabe mucho más que el protagonista masculino. Esta actitud dura una hora, tras la cual Trinity se enamora de Neo, se convierte en una luchadora torpe y no deja de meter la pata y obligar a Neo a rescatarla una y otra vez durante las dos secuelas. Trinity es una falsa mujer fuerte. Trinity es un recurso. Y no toma ninguna decisión real en ninguna de las tres películas.

La historia de la trilogía Matrix está conducida por Neo, Morfeo, el Agente Smith y el Arquitecto. Mientras, Trinity se queja de que"estoy tan nerviosa que he tardado 10 minutos en atarme las botas". Presionados por las reivindicaciones de la sociedad, Hollywood acepta prestar más atención a los personajes femeninos, pero lo hace rápido y mal. Ellas siguen sin afectar realmente a la trama, no se valen por sí mismas y si participan en el clímax (Freida Pinto en El amanecer del planeta de los simios salta de un puente y literalmente no vuelve a salir en toda la película) es para ser secuestradas o derrotar al esbirro débil del villano.


8. EL CINE PROTAGONIZADO POR MUJERES SE CONSIDERA UN GÉNERO 
En 2007, tras el fracaso de Invasión (con Nicole Kidman) y La extraña que hay en ti (con Jodie Foster) el jefe de producción de Warner aseguró que no iban a hacer más películas protagonizadas por mujeres. Unas declaraciones monstruosas a varios niveles. El simple hecho de que ese señor crea que puede decir algo así y seguir a lo suyo expone la misoginia inherente a nuestra cultura. Que además tenga un puesto importante en una industria tan poderosa como el cine es injusto. Como si las actrices tuvieran que disculparse y estar agradecidas por que les dejen protagonizar películas.

Pero simplificando, la conclusión a la que llegó este señor (que se llama Jeff Robinov, por si algún día se lo encuentran por ahí) es surrealista. Cientos de películas fracasan cada año, y nunca nadie dice "vamos a dejar de producir películas protagonizadas por hombres blancos", o "se acabaron las películas de explosiones". Que exista gente en Hollywood que crea que las películas con mujeres son "una tendencia" y no algo lógico e inevitable da lugar a que Lucy (con Scarlett Johansson) fuese recibida condescendientemente por los estudios como "un ejemplo de que las mujeres pueden ser heroínas de acción y dar dinero". Sin darse cuenta de que Lucy era, simplemente, la primera película de acción protagonizada por una mujer en 4 años.

 9. HAY MUCHAS MÁS MUJERES VALIENTES EN EL MUNDO REAL QUE EN EL CINE Parafraseando a Viola Davis en su reciente discurso al recibir el primer Emmy para una actriz negra protagonista, no se puede demostrar el éxito en taquilla del cine sobre mujeres si no existe el cine sobre mujeres. Algo tan cotidiano como una mujer tomando decisiones sigue siendo una excepción en el cine, ese arte y entretenimiento que tiene el poder de influir a millones de espectadores y por tanto la responsabilidad de educar a los adultos del futuro.

Es dañino que las niñas puedan aprender valores de personajes masculinos pero los niños no tengan como referencia heroínas. Hay que fomentar las excepciones. Los juegos del hambre, Al filo del mañana, Frozen o Perdida presentan mujeres verosímiles, complejas y contradictorias. No son comparsas. Este año, Sufragistas, Joy y Carol sugieren sofisticados personajes femeninos en las salas de cine. Pero no debemos confiarnos. Mientras sigamos encontrándonos con propuestas como Pan, en la que la niña india Tigrilla está intepretada por una sexy mujer blanca llamada Rooney Mara, habrá que seguir señalando con el dedo esos directores, guionistas y productores que ni se molestan en disimular que sólo incluyen mujeres en sus películas porque tiene que haber una. Todos aquellos cineastas que únicamente quieren retratar un mundo de hombres, olvidando de dónde han salido todos esos hombres.

*Redactado por un hombre :)

“Calladita estás más guapa” o el buscado silencio femenino

Fuente original: http://smoda.elpais.com/articulos/el-buscado-silencio-femenino/6437
BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ 14 DE JUNIO DE 2015 08:00 H.

"Las mujeres hablan demasiado y lo hacen con voces agudas e irritantes. Esa idea se repite desde Homero a los diarios digitales, donde el 80% de los comentarios son de hombres."

Antes de llegar al poder, Margaret Thatcher tuvo que trabajar con un logopeda para dominar su voz aguda, que se consideraba extremadamente irritante.


Clasicista con plaza en Cambridge, condecorada con la Orden del Imperio Británico, Mary Beard podría haber pasado los últimos años de su vida activa centrada en la divulgación de la Historia Antigua en sus muchos (y muy vendidos) libros, en sus programas para la BBC y en su celebrado blog, A Don’s Life. Pero se encontró de golpe convertida en una heroína feminista de la era digital, Mary la Cazatrolls, como la llaman sus fans.
Mary Beard

A Beard le han dicho de todo en Twitter. Que sus dientes provienen de fantasmas muertos, que su vagina debe oler a repollo –obviamente algunos comentaristas británicos están poseídos por el gemelo malo de Roald Dahl–. «Aunque por lo general los insultos son poco imaginativos, del tipo ‘voy a cortarte la cabeza y violarte’», cuenta la profesora a S Moda por correo electrónico.

Tras presentar el programa Meet the Romans en la televisión pública británica, un popular crítico escribió en The Times que Beard es «demasiado fea para salir en pantalla».

Aquello fue una llamada a las armas para ella, que respondió con otra pieza en The Daily Mail recordando que algunos tienen «miedo de las mujeres que hablan», sobre todo de aquellas que «no sucumben al masoquismo del bótox y tienen cero interés en teñirse el pelo».

Inspirada por sus cuitas mediáticas, la latinista pronunció el año pasado una conferencia en el British Museum títulada Oh, cállate querida, que está colgada íntegramente en YouTube (Se recomienda activar subtítulos, está muy buena). Allí, Beard repasa la mala costumbre de silenciar a las mujeres, desde La Odisea, en la que Telémaco le dice a su madre Penélope que «el discurso es cosa de hombres», hasta los foros de Internet.


El presidente de Chechenia, Ramzán Kadírov, recomienda a sus compatriotas prohibir a sus esposas que usen WhatsApp: "Encerradlas sin salir y no podrán decir nada".

«Una de las principales formas de poder es el acceso a la palabra. Ya san Pablo dictaminó que las mujeres deberían callar en la Iglesia, y aún hoy una jerarquía 100% monopoliza el discurso para los católicos», apunta también Laura Freixas, escritora que estos días coordina el ciclo de conferencias Ni ellas musas, ni ellos genios en el CaixaForum de Madrid. El tramposo papel de la musa es también en esencia un rol pasivo, sin voz ni voto, pero sigue muy vivo como arquetipo, con actrices, modelos o ‘parejas-de’ glorificadas como inspiradoras de creadores masculinos. Por otro lado, tanto la literatura como la cultura popular valoran el arquetipo de la mujer enigmática y silenciosa muy por encima de la irritante cotorra, que si aparece es como contrapunto cómico. 

En el ágora digital no son pocos los que siguen pensando como Telémaco, como se pudo comprobar hace meses durante el llamado Gamergate, la marejada de sexismo que protagonizaron aficionados a los videojuegos. Dos estudios anglosajones recientes –uno centrado solo en el New York Times y otro en varias decenas de medios– concluyen de manera muy similar que los hombres monopolizan más del 80% de los comentarios en la red –en The Guardian, el 97% de los top commenters, los lectores más valorados y contestados, son hombres–, mientras que las mujeres huyen de la confrontación. ¿Deben tener ellas una piel más dura? ¿O Internet unos modos más blandos? «Un poco de ambos. Simplemente no hay que tolerar el abuso. Si uno fuera a un bar y los hombres empezaran a decirle que es una sucia fulana, lo pararía. Lo mismo en Internet. Nunca llegará el día en que todo el mundo sea educado. Y no hace falta que llegue, pero las mujeres deberían alertar de los violentos», reclama Beard. 

Gemma Moliner, que lleva la web Herstory, en la que escribe biografías de mujeres, muchas de ellas silenciadas por la historiografía tradicional, también usa la metáfora del bar: «A nosotras nos han dicho que a los bares vayamos a pasarlo bien, conocer gente e ir al baño en grupo. Ellos tienen licencia cultural para vacilar, gritar y solucionar las cosas a empujones. Admiro a la gente que se pasa el día combatiendo haters, pero yo no tengo ese tipo de energía».
Un vídeo de la periodista libanesa Rima Karaki en el que se la veía cortando la entrevista con un clérigo que pretendía hacerla callar logró fama viral hace unas semanas.


miércoles, 14 de octubre de 2015

Edomex: el paraíso de las violaciones

Fuente original: http://www.proceso.com.mx/?p=319017



El Estado de México está convertido en un infierno para las mujeres. Ahí el número de violaciones sexuales rompe la media nacional y en muchos casos este crimen viene acompañado del asesinato de la agraviada. Varios casos recogidos por este semanario así lo demuestran. Y pese a que en teoría los castigos para los violadores son severos y se ha planteado radicalizarlos más, la impunidad para el delincuente sigue siendo la norma.

 TOLUCA, MÉX. (Proceso).- “Ya no creo en los hombres”, dice con la mirada dura, sin alma. La brillantina con la que colorea sus párpados, los broches rosas que adornan su pelo, el collar del que cuelga una estrella y la sudadera estampada con corazones delatan que sigue siendo una niña, una adolescente con el corazón envejecido. “No soporto que un hombre esté a mi lado y no puedo ser novia de nadie”.

El 28 de junio de 2011, cuando tenía 16 años, Carmen (como la llamaremos aquí), habitante de Chimalhuacán, había sido contratada como ayudante por el elotero Luis Francisco Duarte Rivera, quien al terminar la jornada en el tianguis le dijo que no le pagaría hasta que lavara los trastes en su casa. Una vez ahí, aprovechando que estaban solos, la tomó con fuerza, la jaló hasta la cama, le quitó la blusa y el pantalón, le abrió las piernas, comenzó a tocarla violentamente, a morderle los senos e intentó violarla.

“Empezó a abusar de mí. Yo le pedía: ‘Déjeme ir con mi mamá’ y él decía: ‘Nomás tantito, nomás te enseño’. Cuando me vio llorando desesperada me soltó, salí corriendo, me escondí detrás de su camioneta”, recuerda. Cuando la dejó ir le pagó 200 pesos: 100 por la jornada laboral y 100 para que se comprara unos pantalones.

 “Era la primera vez que alguien me tocaba así porque yo no había tenido nada con nadie”, dice. Los médicos que la atendieron dejaron asentado en el expediente que tenía mordidas en los senos e inflamación vaginal.

Pero desde que interpuso la denuncia (la 332580260911) fue amenazada y denigrada varias veces por el personal encargado de impartir justicia. El psicólogo Jorge de la Rosa, de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) le decía que exageraba. Su abogada defensora (Teresa Pérez López) le advertía que la llevarían a la cárcel por haber levantado una denuncia por violación cuando lo ocurrido fue un “intento de penetración”. El agente del Ministerio Público Dagoberto Álvarez Hernández la acusaba de mentirosa y el imputado y su familia comenzaron a acosarla.

Ocho meses después Carmen acudió con Emerenciana López Martínez, Doña Mere, la luchadora social que ha dedicado su vida a impulsar la justicia en ese municipio mexiquense marginado –el de Chimalhuacán– y a la que por su fiereza se le cuadran hasta los procuradores. Entonces el caso fue tomado en cuenta. El pasado 24 de febrero logró un castigo para el elotero: lo obligaron a pagar 15 mil pesos por los daños. A Carmen esa sentencia la dejó más ofendida.

“Hay semanas que a mi casa llegan tres, cinco mujeres diciéndome que las violaron, que están a vuelta y vuelta con el Ministerio Público hasta que se cansan porque ahí no hacen nada. O mujeres que llegan todas golpeadas porque las quisieron matar y que luego terminan asesinadas. Pero las autoridades están a favor de los delincuentes, nomás los protegen”, se queja Doña Mere.

La acompaña para esta entrevista la mamá de Esperanza (no es su nombre real), una niña violada por tres vecinos en 2006, cuando tenía nueve años.

“Mi hija quería justicia porque decía que no quería que a otras niñas le hicieran lo mismo y se careaba con ellos en las audiencias; estaba firme, muy valiente. Pero aunque hicimos lo humanamente posible no hubo justicia. Ella no cree en la justicia, ya tiene 16 años, entró a la prepa y quiero olvidar todo”, dice la joven madre, llorando, aún con culpa.

Los casos de Carmen y Esperanza se repiten cada semana en el Estado de México. A la par de los feminicidios, las violaciones sexuales contra mujeres y niñas van en aumento y en ambos casos la impunidad parece garantizada.

La reportera ha solicitado desde hace más de un mes entrevistas en la PGJEM y en la fiscalía de delitos sexuales, sin que hasta la fecha haya una respuesta.

Tierra de escándalos 

El Estado de México constantemente está envuelto en escándalos sexuales de gran envergadura. Los más recientes son los de las siete jovencitas violadas y otras varias abusadas frente a sus compañeros durante un retiro espiritual en un rancho ecológico de Chalco. Y la fuga y recaptura de César Armando Librado, El Coqueto, quien violó y mató por lo menos a siete mujeres. Y las bandas de violadores que operan en taxis y microbuses piratas. Y las 26 mujeres violadas por policías en castigo por haber participado en la revuelta de San Salvador Atenco, en una acción represiva que el exgobernador Peña Nieto reivindicó durante su campaña electoral.

Según cifras oficiales en el Estado de México se denuncian 6.5 violaciones sexuales cada día. Esta cifra queda muy lejos de la realidad, ya que ocho de cada 10 casos no se denuncian.

De acuerdo con estas cifras tomadas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública –publicadas por Milenio– Chalco ocupa el primer lugar estatal en violaciones con una tasa de 4.7 ataques por cada 100 mil habitantes al año y va al alza. Le siguen Cuautitlán y Cuautitlán Izcalli con una tasa de 2.8 ataques de ese tipo, Nicolás Romero con 2.6, La Paz con 2.4 y Tlalnepantla y Naucalpan con 2.3.

Si en un semestre se denuncian 7 mil 178 violaciones sexuales en el país, mil 184 corresponden al
Estado de México, que en ese lapso presenta también 674 denuncias por otros delitos sexuales como “estupro, abuso y actos libidinosos”.

El estudio Feminicidios en México, de la Comisión Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados, indica que entre 2005 y 2009 la incidencia de violaciones sexuales en el Estado de México fue de 40.2 por cada 100 mil mujeres, 48% arriba del promedio nacional.

La procuraduría estatal ha reconocido que las violaciones sexuales contra niños, niñas y adolescentes en la entidad creció 270% de 2009 a 2011: pasó de 213 a 789 denuncias al año. La entidad además tiene un problema de salud pública por embarazos de adolescentes.

El delito parece haber crecido tanto que en el Congreso local se discute una ley de castración química, promovida por diputadas priistas que no encontraron suficiente el castigo de pena máxima a violadores y asesinos de mujeres, aprobado a fines del año pasado.

El pasado 24 de julio el gobernador Eruviel Ávila se declaró en favor de la discusión de la castración (inhibición farmacológica de la potencia sexual) como método para contener a los que buscan sexo a la fuerza.

Según Esperanza Arias Velásquez, de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, de 2009 a la fecha en el Estado de México se ha incrementado 60% la tasa de violaciones sexuales.

“Una investigación que hicimos a través de distintas promotoras de salud en todo el estado nos da el dato de que por día hay ocho casos de violencia sexual, ya sea violación o actos que denigren sexualmente (como que te maltraten la vagina o te la quemen con cigarros), y en total a la semana hay 10 casos de violaciones sexuales y ocho visitas al médico”, explica a Proceso.

La activista indica que la mayoría de los casos están subregistrados porque las mujeres que han sufrido abuso generalmente no se presentan ante el Ministerio Público y sólo acuden a los servicios de salud –a veces engañan al médico para no decir qué les ocurrió–, y si el personal descubre que fueron violadas no siempre lo reporta a las autoridades.

Señala que en esa entidad el machismo permea a los funcionarios encargados de la impartición de justicia y cuando reciben alguna queja por violación, protegen a los agresores o simplemente no consideran que sea un delito.

“Los MP, principalmente de los pueblitos, tienen muy cerrada la mentalidad. Creen que el maltrato sexual es normal, no lo toman como violencia o violación. Consideran que la causante fue la chica porque después ya no quiso tener relaciones con su novio y deciden que no hay delito que perseguir; ante esta situación, ¿quién va a querer denunciar?”, dice.

Por su parte, Mónica Hurtado, de la Asociación de Derechos Humanos del Estado de México, cuestiona las propuestas paliativas de los políticos para atacar el fenómeno: “Unos diputados propusieron crear autobuses rosas (exclusivos para mujeres), ahora se aprobó la condena de 70 años para violadores y asesinos de mujeres y últimamente están con lo de las castraciones químicas, como si las violaciones no fueran también con objetos. Pero no hay una política pública que vaya a la raíz de la violencia, a la desigualdad, a la impunidad”.

La activista señala que es un contrasentido que en el estado se anuncien medidas para proteger a las mujeres y al mismo tiempo se rechace aplicar la “alerta de género” solicitada por organizaciones de derechos humanos, que obligaría a las autoridades a profesionalizarse para evitar la violencia antifemenina y a encontrar los patrones que perpetúan la impunidad.

Además, feminicidios

La amenaza está siempre latente. La nueva alerta la encendió el asesinato en Ecatepec de Jessica Lucero, de 14 años y quien el pasado 14 de julio, un mes después de que denunció por violación a Carlos García Sanjuán, de 22 años, fue hallada totalmente desfigurada, muerta a golpes y pedradas.

La familia de Jessica dijo que los ministeriales que recibieron la denuncia por la violación les pidieron 2 mil pesos para “agilizar” el trámite, y que antes de que pudieran juntar el dinero el violador cumplió su amenaza de asesinar a la niña si no retiraba la denuncia.

El mismo mes, en Chalco, fue violada y asesinada Sonia Nereo, de 16 años. El 19 de julio salió temprano de su casa para ir a su trabajo, en una tortillería, y al día siguiente fue encontrada en un lote baldío. Aparentemente dos jóvenes identificados como Carlos Ulises y Carlos César, que se trasladaban en un taxi, la interceptaron, la arrastraron hacia la hierba crecida, la golpearon y abusaron sexualmente de ella. Como se resistía, la asfixiaron con su ropa interior.

A este panorama se suman las manifestaciones que afuera del Palacio de Gobierno realizó en mayo Adriana Bustamante para exigirle al gobernador que sancione a funcionarios de la procuraduría y del ayuntamiento de Metepec por proteger a los cinco hombres implicados en la violación de su hija de 13 años.

La mujer dijo que en la procuraduría le aconsejaron “llegar a un acuerdo” con los violadores; que el médico legista no quiso certificar la violación; que el agente del Ministerio Público, Erwin Colín Rocha, falseó los hechos y aisló horas a su hija cuando acudió a declarar, y que un tal “licenciado Ramiro Estrada” fue enviado por el ayuntamiento de Metepec para apoyar al presunto violador, Diego Jair, de 18 años.

Estos casos presentan el mismo patrón de impunidad con el que opera la procuraduría mexiquense hacia los delitos cometidos contra las mujeres. Esta misma procuraduría que cuando gobernó el estado Enrique Peña Nieto investigó el caso Paulette –la niña de nueve años desaparecida de su casa y hallada asfixiada ahí mismo–, la que no condenó a ningún policía por la barbarie de Atenco, la que no ha podido contener los feminicidios.

Esta entidad –que se quedó con el título que ostentaba Ciudad Juárez de “la tierra de los feminicidios”, según el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios– presenta un índice de violencia contra la mujer de 54.1%, que duplica al promedio nacional, de 23.2%. Y entre enero de 2005 y agosto de 2010 fueron asesinadas 922 mujeres, y la violencia sexual supera la media nacional.

Nueva Ciudad Juárez 

Basta un vistazo a la prensa local para advertir la magnitud del problema. Además de los casos aislados de familiares o conocidos que forzaron el acto sexual, se sabe de la existencia de bandas o violadores seriales, como un sujeto identificado como Poncho, quien violó a 30 mujeres y mató a tres en Atizapán.

O tres policías municipales de Tlalnepantla que violaron a una niña de 14 años. O una banda de taxistas acusados de violar a 14 mujeres en Atenco. O los maestros de karate de Toluca que violaron a sus alumnas y las fotografiaron desnudas. O la banda de violadores de al menos siete mujeres en combis del servicio público.

Otras notas dejan manifiesta la ­desesperación de la población ante el fenómeno, como la detención, en el municipio Santo Tomás de los Plátanos, de Alicia Hernández Pompa y su hija de 17 años que en legítima defensa asesinaron a un vecino que se metió a su casa a violar a la adolescente.

O el intento de linchamiento en San Salvador Atenco de dos violadores, rescatados finalmente por la policía. O las manifestaciones de familias afuera de la primaria Emiliano Zapata, en Almoloya, por presuntas violaciones sexuales del personal a los niños.

A pesar de los cambios de gobierno, de procuradores, de subprocuradoras y fiscales de feminicidios, el fenómeno parece ir al alza.

La exsubprocuradora para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género de la PGJEM, Italy Ciani Sotomayor, manifestó que en el Valle de Toluca los taxis piratas y colectivos se convirtieron en un “foco rojo” por el aumento de las violaciones. Semanas después renunció a su cargo por el escándalo de la fuga del violador y multihomicida El Coqueto.

“Ella tenía información de varios casos, había investigado cosas, pero nunca nos comparten esa información de violaciones y feminicidios”, lamenta Esperanza Arias. El pasado 8 de febrero violaron a Karina (nombre ficticio) en la zona comercial de Metepec, en el Valle de Toluca, que se ha poblado de centros comerciales donde laboran muchas mujeres que en las noches regresan solas a sus casas.

Sandra, su madre, narra a Proceso que esa noche su hija de 21 años viajaba en un taxi colectivo del que se fueron bajando los pasajeros. Cuando su hija quedó sola el conductor la obligó a punta de pistola a pasarse al asiento del copiloto. Le exigió que le diera su dinero y, en castigo porque no traía más que el importe del pasaje, la amenazó con violarla y le tapó la boca, siempre apuntándole con el arma.

“Se estacionó junto a una fábrica de cemento. Estaba oscuro. La violó en el taxi. Ella no pudo hacer nada, él tenía mucha fuerza, recuerda que olía muy mal. Él tenía como 27 años”, cuenta Sandra.

Al final el agresor le dijo que se bajara, que se hincara sobre el pavimento y no volteara a ver el carro porque si desobedecía le daría “un plomazo”.

“Cuando llegó no podía ni hablar, estaba como con el cuerpo dormido hasta que comenzó a gritar: ‘¡Me violaron, me violaron!’ La empecé a tranquilizar. Salimos a Tenango a ver si localizábamos al tipo y luego a comprarle pastillas en la farmacia.”

Las mujeres se animaron a poner la denuncia el 10 de febrero, pero cada vez que iban a solicitar avances les decían que la computadora no tenía sistema, que estaba de descanso el Ministerio Público, que no encontraban el expediente o la declaración, aunque la sometieron a interrogatorio cuatro veces.

“Karina les dijo que si tenía que ser hija de un presidente para que le hicieran caso. Pero no nos hicieron caso y nos desesperamos. Nunca iban a hacer nada. En tres meses no nos llamaron a ninguna cita, sólo nos decían: ‘Capaz que ya huyó’. Hasta que mi hija me pidió que ya no le busque, que dejara el asunto”, explica Sandra.

La falta de justicia hizo que la joven empeorara. “Se la pasaba llore y llore, le entró una desesperación, una angustia. Gritaba: ‘Estoy sucia’, ‘¿por qué me pasó a mí’?. Una situación muy fea que no quisiéramos recordar”, dice su mamá, la voz entrecortada. Las psicólogas que le asignaron en la procuraduría sólo la regañaban, así que también desistió de la terapia.

“Ha costado tiempo, pero ya la noto diferente, feliz –narra Sandra también emocionada– ya está en la escuela, conoció a un niño que le dice que está muy bonita y otra vez se emociona, otra vez está volviendo a ser la que era.”

 Estos ocho meses Karina ha ido recuperando la autoestima y confianza en la vida. Lo que nunca va a recuperar es la confianza en las autoridades.